martes, 29 de noviembre de 2016

Soñando con tus besos.


Voy soñando con tus besos 
Por el callejón del Agua. 
No despertarme del sueño 
Campanas de la Giralda 
Que es que en amores, 
Que es que en amores, 
Las caricias soñadas 
Son las mejores. 

Sevilla, tú no hagas caso 
De las caricias del río 
Que el río es galán de paso; 
Para firme amor el mío. 
Que los amantes 
Cuando existen distancias
Se olvidan antes. 

Lole y Manuel.

viernes, 25 de noviembre de 2016

Te quiero sin mirar atrás - Mario Benedetti

Vidan

Te quiero mansamente, entre las sombras de las falsas ilusiones…
Te quiero como para leerte cada noche, como mi libro favorito quiero leerte, línea tras línea, letra por letra, espacio por espacio…
Te quiero para tomarte de la mano bajo el firmamento y mostrarte los te Amo escondidos entre las estrellas…
Te quiero sobre las hojas de otoño, hablando de nada pero a la vez de todo y en un arranque de locura beber tus lágrimas mientras desfallezco en tus labios…
Te quiero para buscarte entre las frases no dichas, entre los pensamientos enterrados, entre las maneras complicadas quiero encontrarte y después no dejarte…
Te quiero como para llevarte a mis lugares favoritos y contarte que es ahí donde me siento a buscarte en la niebla de miradas que no son tuyas pero aun así te busco…
Te quiero para volvernos locos de risa, ebrios de nada y pasear sin prisa por las calles, eso si, tomados de la mano, mejor dicho… del Corazón.
Te quiero como para sanarte, y sanarme, y sanemos juntos, para remplazar las heridas por sonrisas y las lágrimas por miradas en donde podremos decir más que en las palabras…
Te quiero por las noches en las que faltas, te quiero como para escuchar tu risa toda la noche y dormir en tu pecho, sin sombras ni fantasmas, te quiero como para no soltarte jamás…
Te quiero como se quiere a ciertos amores, a la antigua, con el Alma y sin mirar atrás…

Mario Benedetti

martes, 22 de noviembre de 2016

Escoriación - Cristina Peri Rossi


Herida que queda, luego del amor, al costado del cuerpo.
Tajo profundo, lleno de peces y bocas rojas,
donde la sal duele, y arde el yodo,
que corre todo a lo largo del buque,
que deja pasar la espuma,
que tiene un ojo triste en el centro.
En la actividad de navegar,
como en el ejercicio del amor,
ningún marino, ningún capitán,
ningún armador, ningún amante,
han podido evitar esa suerte de heridas,
escoriaciones profundas, que tienen el largo del cuerpo
y la profundidad del mar,
cuya cicatriz no desaparece nunca,
y llevamos como estigmas de pasadas navegaciones,
de otras travesías. Por el número de escoriaciones
del buque, conocemos la cantidad de sus viajes;
por las escoriaciones de nuestra piel,
cuántas veces hemos amado.

Cristina Peri Rossi "Descripción de un naufragio" 1975

lunes, 14 de noviembre de 2016

A vivir - Mario Benedetti

Steve Hanks

Quisiera conocerme y conocerte
y calmar esta sed entre tus labios
olvidarme de todos los resabios
y jugar sin el miedo de perderte
no es cosa de aceptar la mala suerte
y llenar el vacío con agravios
lo mejor es quedarse con los sabios
lo más lejos posible de la muerte
no está de más un poco de lujuria
para alegrar las tardes de la siesta
y desarmar la próxima penuria
con tus señas de azar o con las mías
el amor tiene siempre algo de fiesta
a vivir a vivir que son dos días.

Mario Benedetti

viernes, 11 de noviembre de 2016

El querer - Manuel Machado

Omar Ortiz

En tu boca roja y fresca
beso, y mi sed no se apaga,
que en cada beso quisiera
beber entera tu alma.

Me he enamorado de ti
y es enfermedad tan mala,
que ni la muerte la cura,
¡bien lo saben los que aman!

Loco me pongo si escucho
el ruido de tu charla,
y el contacto de tu mano
me da la vida y me mata.

Yo quisiera ser el aire
que toda entera te abraza,
yo quisiera ser la sangre
que corre por tus entrañas.

Son las líneas de tu cuerpo
el modelo de mis ansias,
el camino de mis besos
y el imán de mis miradas.

Siento al ceñir tu cintura
una duda que me mata
que quisiera en un abrazo
todo tu cuerpo y tu alma.

Estoy enfermo de ti,
de curar no hay esperanza,
que en la sed de este amor loco
tu eres mi sed y mi agua.

Maldita sea la hora
en que contemplé tu cara,
en que vi tus ojos negros
y besé tus labios grana.

Maldita sea la sed
y maldita sea el agua,
maldito sea el veneno
que envenena y que no mata.

En tu boca roja y fresca
beso, y mi sed no se apaga,
que en cada beso quisiera
beber entera tu alma.

Manuel Machado

miércoles, 9 de noviembre de 2016

Puentes - Elsa Bornemann

Ron di Scenza

Yo dibujo puentes
para que me encuentres:

Un puente de tela,
con mis acuarelas…

Un puente colgante,
con tiza brillante…

Puentes de madera,
con lápiz de cera…

Puentes levadizos,
plateados, cobrizos…

Puentes irrompibles,
de piedra, invisibles…

Y tú… ¡Quién creyera!
¡No los ves siquiera!

Hago cien, diez, uno…
¡No cruzas ninguno!

Más… como te quiero…
dibujo y espero.

¡Bellos, bellos puentes
para que me encuentres!

Elsa Bornemann


lunes, 7 de noviembre de 2016

Inútil divagación sobre el retorno - Renato Leduc

Danielle Richard

Más adoradas cuanto más nos hieren
van rodando las horas,
van rodando las horas porque quieren.

Yo vivo de lo poco que aún me queda de usted,
su perfume, su acento,
una lágrima suya que mitigó mi sed.

El oro del presente cambié por el de ayer,
la espuma... el humo... el viento...
Angustia de las cosas que son para no ser.

Vivo de una sonrisa que usted no supo cuándo
me donó. Vivo de su presencia
que ya se va borrando.

Ahora tiendo los brazos al invisible azar;
ahora buscan mis ojos con áspera vehemencia
un prófugo contorno que nunca he de alcanzar.

Su perfume, su acento,
una lágrima suya que mitigó mi sed.
¡Oh, si el humo fincara, si retornara el viento,
si usted, una vez más, volviera a ser usted!

De "Algunos poemas deliberadamente románticos
y un prólogo en cierto modo innecesario" 1933

Renato Leduc

domingo, 6 de noviembre de 2016

Todo el instante - Mario Benedetti

Ron Hicks

Varón urgente
hembra repentina

no pierdan tiempo
quiéranse

dejen todo en el beso
palpen la carne nueva
gasten el coito único
destrúyanse

sabiendo

que el tiempo pasará
que está pasando

que ya ha pasado para
los dos
urgente viejo
anciana repentina.

Mario Benedetti 

jueves, 3 de noviembre de 2016

Te regalaré un cuento - Manu Cáncer

Wendy Ng

Te regalaré un cuento encuadernado
en rústica de arena.
Escribiré un relato breve, para ti,
con finas palabras de sueño.
El argumento es tu complicidad,
simplemente
tu amor.

La pequeña leyenda dirá que te he querido
y la leyenda miente:
Te seguiré queriendo
más allá de las páginas
del sueño.
Yo te sigo queriendo
después del vidrio viejo
de palabras como éstas,
recién desenterradas.

Manu Cáncer

martes, 1 de noviembre de 2016

Don Juan Tenorio - José Zorrilla


Hoy quiero compartir un clásico, unos versos de Don Juan Tenorio. Estoy segura que todos sabemos el argumento de esta magistral obra, pero no está mal recordarlo.
Argumento de la obra de José Zorrilla: Don Juan, caballero sevillano famoso por sus galanteos, ha apostado con Don Luis quién de ellos conseguirá más conquistas amorosas en un año. Acabado el plazo, los rivales se encuentran y Don Juan resulta vencedor; entonces Don Luis le reta a seducir a una novicia. Don Juan acepta el desafío, sin embargo, acaba enamorándose de la novicia objeto de sus incitaciones, Doña Inés. La muerte de la muchacha provocará el arrepentimiento de Don Juan y su salvación final.
Sigo con los verso más conocidos de la obra:

DON JUAN
Que os hallabais
bajo mi amparo segura,
y el aura del campo pura
libre por fin respirabais.
¡Cálmate, pues, vida mía!
Reposa aquí, y un momento
olvida de tu convento
la triste cárcel sombría.
¡Ah! ¿No es cierto, ángel de amor,
que en esta apartada orilla
más pura la luna brilla
y se respira mejor?
Esta aura que vaga llena
de los sencillos olores
de las campesinas flores
que brota esa orilla amena;
esa agua limpia y serena
que atraviesa sin temor
la barca del pescador
que espera cantando al día,
¿no es cierto, paloma mía,
que están respirando amor?
Esa armonía que el viento
recoge entre esos millares
de floridos olivares,
que agita con manso aliento;
ese dulcísimo acento
con que trina el ruiseñor
de sus copas morador
llamando al cercano día,
¿no es verdad, gacela mía,
que están respirando amor?
Y estas palabras que están
filtrando insensiblemente
tu corazón ya pendiente
de los labios de don Juan,
y cuyas ideas van
inflamando en su interior
un fuego germinador
no encendido todavía,
¿no es verdad, estrella mía,
que están respirando amor?
Y esas dos líquidas perlas
que se desprenden tranquilas
de tus radiantes pupilas
convidándome a beberlas,
evaporarse, a no verlas,
de sí mismas al calor;
y ese encendido color
que en tu semblante no había,
¿no es verdad, hermosa mía,
que están respirando amor?
¡Oh! Sí, bellísima Inés
espejo y luz de mis ojos;
escucharme sin enojos,
como lo haces, amor es:
mira aquí a tus plantas, pues,
todo el altivo rigor
de este corazón traidor
que rendirse no creía,
adorando, vida mía,
la esclavitud de tu amor.

Y no quiero dejar atrás la respuesta de doña Inés, que a mí también me encanta:


DOÑA INÉS
Callad, por Dios, ¡oh, don Juan!,
que no podré resistir
mucho tiempo sin morir
tan nunca sentido afán.
¡Ah! Callad por compasión,
que oyéndoos me parece
que mi cerebro enloquece
se arde mi corazón.
¡Ah! Me habéis dado a beber
un filtro infernal, sin duda,
que a rendiros os ayuda
la virtud de la mujer.
Tal vez poseéis, don Juan,
un misterioso amuleto
que a vos me atrae en secreto
como irresistible imán.
Tal vez Satán puso en vos:
su vista fascinadora,
su palabra seductora,
y el amor que negó a Dios.
¿Y qué he de hacer ¡ay de mí!
sino caer en vuestros brazos,
si el corazón en pedazos
me vais robando de aquí?
No, don Juan, en poder mío
resistirte no está ya:
yo voy a ti como va
sorbido al mar ese río.
Tu presencia me enajena,
tus palabras me alucinan,
y tus ojos me fascinan,
y tu aliento me envenena.
¡Don Juan! ¡Don Juan!, yo lo imploro
de tu hidalga compasión:
o arráncame el corazón,
o ámame porque te adoro.

José Zorrilla

Porque la tarde es gris y todos hablan... - Julia Prilutzky

Willem Haenraets

Porque la tarde es gris y todos hablan
yo escucho dilatarse un gran silencio.
Las gentes van juntando más palabras:
yo no sé de sus voces ni sus ecos.

Los árboles se alejan lentamente
entre la tibia niebla del paseo
mientras las frases caen como gotas
y apenas van cambiando los acentos.

Porque la tarde se va haciendo noche
los murmullos son más, los ruidos menos
y los pájaros se hunden en la sombra:

aún los oigo cantar; ya no los veo.
Tanto sonido inútil, derramado,
si dos palabras bastan hoy: te quiero.

Julia Prilutzky